El violinista barroco Anton Steck ha sido reconocido internacionalmente como una figura sobresaliente en su especialidad. Su reputación se cimenta en la combinación de gran intensidad expresiva y perfección técnica lo que da como resultado apasionadas interpretaciones del repertorio que aborda.
Comienza el estudio del violín moderno con Jörg-Wolgang Jahn, en Karlsruhe,iniciando una nueva fase en su desarrollo musical al continuar sus estudios con Reinhard Goebel, director del afamado grupo «Musica Antiqua Köln».
Durante este periodo fue concertino de dicho conjunto, así como de «Les Musiciens du Louvre» bajo la dirección de Marc Minkowski en París.Este trabajo lo impulsó hacia una gran carrera internacional, con nunerosos conciertos como solista y la grabación de más de 30 discos. Algunos de ellos con interpretaciones solistas han obtenido importantes galardones.
Durante varios años el trabajo como director de orquesta constituyó el centro de sus esfuerzos, en 1997 hizo su debut como director con la Händelfestspielorchester (HFO) en Halle, donde ha realizado funciones de asesor artístico y concertino desde 1999. Esta posición le brinda la oportunidad de colaborar con la Ópera de Halle.
Pese a todo esto, su principal interés se centra en el repertorio virtuosístico del violín, que como especialista en el violín barroco continúa siendo para él tanto una fuente de inspiración como un reto. Su maestría y su repertorio sobrepasan los límites habituales del instrumento.Las obras que tiene en programa alcanzan la modernización del violín. Algunas de sus producciones a solo han obtenido grandes premios.
En 1996 forma el Cuarteto Schuppanzigh, uno de los pocos con instrumentos originales. Además de la interpretación de obras del repertorio vienés, redescubren las de compositores menos conocidos. Sus interpretaciones no dejan nunca de sorprender y convencer al público tanto por la vivacidad de su lenguaje sonoro como por una perfección musical fuera de lo común.
Desde el año 2000 enseña violín barroco en el Conservatorio de Trossingen. Asímismo lo hace en cursos en la «Internationale Händel-Akademie» de Karlsruhe, o en la «Jungen Münchner Philarmoniker», donde transmite sus conocimientos a la nueva generación de jóvenes músicos.
Sus interpretaciones dan vida a la música en forma rara vez alcanzada en nuestros días. Como artista y como científico aspira a hacer comprensibles las obras en su totalidad y emocionar en los conciertos.
“En cierto modo abrimos una ventana en el tiempo a fin de contemplar los fragmentos de una época pasada. Es una experiencia que debemos renovar permanentemente a fin de evitar caer en estereotipos. Al mismo tiempo nuestra interpretación es moderna, pues somos seres modernos tocando en salas modernas para una audiencia modferna”.
Anton Steck toca un violín Alessandro Gagliano, Nápoles,1701; y una copia de «Il Canone» de Guarnerius (1742) construída por Tilman Muthesius.
Anton Steck reside en Colonia, Alemania.